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Elena Milashina, amenazada de muerte por informar sobre la pandemia

La mirada de la periodista Elena Milashina no ha tenido nunca el horizonte en la versión oficial ni en el miedo. Es conocida –y reconocida internacionalmente– por sus reportajes de investigación que han incomodado más de una vez a los Gobiernos checheno y ruso. 

Ahora no está siendo diferente. Sobre la crisis del COVID-19, Elena escribió "Morir de coronavirus es un mal menor", en el que denuncia el papel de las autoridades chechenas durante la pandemia. Acusa al presidente de negar asistencia médica a los enfermos e imponerles castigos, cerrar hospitales, permitir concentraciones de personas relacionadas con su entorno e incluso le señala por saltarse el confinamiento. Al día siguiente de su publicación online, el reportaje fue censurado y Elena Milashina recibió una amenaza de muerte por parte del presidente de la República de Chechenia –uno de los territorios que forman la Federación Rusa–, Ramzam Kadyrov, informa AraInfo. 

Unas amenazas que, lejos de estar veladas o ampararse en la discreción, se publicaron en Instagram. En un vídeo, Kadyrov afirmaba que los periodistas del diario independiente en el que trabaja Elena eran “marionetas de Occidente” y pedía al presidente ruso, Vladimir Putin, que parase a “esos seres no humanos que escriben y provocan al pueblo”. De no hacerlo, Kadyrov aseguraba que alguien de Chechenia tendría que cometer un delito para silenciar a la periodista. 



La actitud mostrada por las autoridades rusas, que quitaron hierro a las amenazas y retiraron la publicación por orden de la Fiscalía General, es motivo de preocupación para Amnistía Internacional. Esta organización cree que Milashina corre un “grave peligro” y exige medidas de protección por parte de Rusia. Una demanda a la que se ha sumado, entre otros, Reporteros sin fronteras y 100 personalidades rusas relacionadas con el arte, la ciencia y el activismo, que han firmado una carta conjunta.

Elena Milashina ha seguido de los pasos de su mentora, Anna Politkovskaya, famosa por sus reportajes de denuncia sobre la corrupción y las violaciones de derechos humanos en Chechenia y otras regiones. 

Anna, al igual que Elena, trabajaba para el diario independiente Novaya Gazeta, uno de los pocos que se mantienen críticos con el Kremlin a pesar de los recortes contra la libertad de prensa de Putin– fue asesinada en 2006 en el ascensor de su casa. Había denunciado los abusos de los hombres más poderosos de Rusia, incluido su presidente. 

El nombre de Anna Politovskaya quedaba escrito así en una larga lista de periodistas rusos víctimas de crímenes, a la que se añadiría el de la conocida Natalia Estemirova tres años después. Cinco hombres fueron condenados, tras ocho años de lucha, por matar a Politovskaya. Pero la autoría intelectual quedó siempre en duda. Sus compañeros de profesión y otros colectivos sociales apuntaban con el dedo directamente a las autoridades. 

Fuente

Fotos: Cortesía de Amnistía Internacional. Archivo AmecoPress.
Internacional – Política – Medios de Comunicación – Comunicación y género – Violencia de género. AmecoPress.



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