+Músicas ha presentado a través de su canal de YouTube, su primer Estudio de Investigación junto a las consultoras Sara Muras de Kaleidoscopic y Mar González de Human Focus que pretende analizar cuál es la situación de las mujeres en la industria musical en 2020. El principal obstáculo que encuentran las músicas para desarrollar su vocación de manera profesional es que su capacidad de liderazgo sigue siendo cuestionada. ¿Por qué? Porque son mujeres.
“La capacidad de la mujer música es cuestionada cuando se trata de tareas más complejas, como pueden ser el liderazgo de un grupo, la composición, tener conocimientos técnicos o, incluso tocar determinados instrumentos”. Todavía en muchas ocasiones se vincula el éxito de una mujer a factores que no tienen que ver con su valía profesional sino por su belleza o porque se le acusa de haber hecho determinados “favores sexuales”.
“Me ha pasado que se dirijan a un instrumentista y que no me hablen a mí hasta que él ha dicho: “no, pregúntale a ella, que es ella la que te ha hecho el rider. Es su proyecto””, dice una de las entrevistadas. Por otro lado, también hay que destacar la tendencia a dar un trato paternalista, protector y condescendiente que deriva en una falta de reconocimiento de la autonomía femenina.
Esto obedece también a que los patrones de liderazgo y éxito son predominantemente jerárquicos, favoreciendo, una vez más, los modelos de una masculinidad tradicional. Todavía no se valoran modelos más colaborativos, más usuales en las mujeres, y se descalifica a aquellas chicas que adopten estos patrones más jerárquicos calificándolas como “mandonas”: “Una chica con liderazgo se la considera una mandona. Si al hombre se le ve seguro de sí mismo, con las ideas claras, como que inspira confianza”. Esto es especialmente visible en el caso de los equipos técnicos, pero también en los entornos de decisión (programadores), dominados en número y en poder por el género masculino.
A pesar de esta falta de legitimación de las mujeres, este estudio asegura que se están dando pasos hacia una mayor igualdad. Es especialmente relevante la figura del “compañero de grupo masculino que trata con normalidad el liderazgo femenino y que indica con naturalidad a otros hombres que es la mujer la que lidera el grupo o la que es una gran profesional o que es polifacética sin sentirse menoscabado por ello”. Asimismo, también se observa un aumento de programadoras y promotoras musicales, así como de mujeres que lideran grupos, aunque en menor medida. Las nuevas generaciones que se incorporan empiezan a contar con referentes, lo cual augura un buen futuro.
Y es que, en la música, como en tantos campos, la influencia de estereotipos y roles diferenciados entre mujeres y hombres es decisiva para captar la raíz de discriminaciones que perviven. Hay varios factores que fomentan este “encorsetamiento”, como puede ser considerar “saber cantar” como un valor tradicionalmente mujeres; el menor número de referentes mujeres instrumentistas, o la feminización o masculinización de los instrumentos a nivel social. “Cuando eres pequeño, una chica normalmente es violín o piano, hay más tradición, es como los juguetes”. Esto, una vez más, genera unas consecuencias negativas para las mujeres al limitar sus posibilidades de evolucionar en el mundo musical y disminuir la credibilidad en sí mismas y en la capacidad de desarrollarse tocando determinados instrumentos.
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